El Puente de los Suspiros en Barranco, Lima (foto © Tony Dunnell)
El Puente de los Suspiros es uno de los monumentos más famosos del distrito limeño de Barranco. Para ser sinceros, no es exactamente la respuesta de Lima al Golden Gate Bridge -a menos que seas un gran entusiasta de los pequeños puentes de madera-, pero sin duda merece la pena echarle un vistazo mientras paseas por el hermoso y bohemio Barranco.
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No hay que perderse Barranco, un distrito fácil de explorar a pie o en bicicleta. Si lo que le interesa son unas horas culturales, tanto Lima Bici como Green Bike Perú ofrecen excelentes opciones de recorridos en bicicleta todos los días del año, y Lima Walking Tour hace un recorrido a pie gratuito todas las tardes con un guía informativo.
Como todas las cosas, el puente es mucho más interesante si se conoce un poco su historia...
El Puente de los Suspiros se construyó allá por 1876 por razones totalmente prácticas: salvar un pequeño desnivel sobre una quebrada cortada por un arroyo para conectar la calle Ayacucho con la Iglesia de la Ermita, al otro lado del arroyo.
A diferencia de su homónimo más famoso de Venecia (Italia), el peruano Puente de los Suspiros era de construcción sencilla y no precisamente glamurosa. Cuando fue destruido, junto con gran parte de Barranco, durante la Guerra del Pacífico en 1881, fue presumiblemente más un inconveniente que una terrible pérdida arquitectónica. Fue reconstruido dos años después.
A mediados del siglo XIX, el arroyo que discurría bajo el puente se convirtió en un camino de piedra que conducía desde el Puente de los Suspiros hasta las playas situadas al pie de los acantilados costeros. Este camino descendente, conocido como la Bajada de los Baños, era utilizado por los pescadores en su descenso diario hacia el mar.
Pero los pescadores no eran los únicos que acudían regularmente al puente y sus alrededores. También se convirtió en punto de contemplación artística y filosófica para algunas figuras locales notables, entre ellas aclamados escritores y poetas peruanos como José María Eguren, Martín Adán y Julio Ramón Ribeyro.
Y donde hay poetas, también hay amantes, como alguien probablemente dijo una vez. Sí, si querías cortejar a una mujer o a un joven caballero, el Puente de los Suspiros era el lugar ideal. Hasta tal punto llegaba el cortejo que el puente se hizo famoso como lugar de suspiros amorosos, de ahí su nombre: el Puente de los Suspiros.
Luego llegó la cantante y compositora peruana Chabuca Granda y su canción inspirada en el puente de Barranco "El Puente de los Suspirosescrita en 1960. Una vez inmortalizado en versos por la reina de la música criolla, el puente se convirtió en el símbolo más emblemático del arte, el amor y la poesía de Barranco.
Los viejos pescadores, por su parte, debieron de sentirse desconcertados por la repentina aparición de bandadas de jóvenes poetas enamorados al comienzo de su tradicional descenso al mar (momento en el que probablemente pensaron "¡al diablo con esto!" y buscaron otra forma de bajar al océano).
Aguante la respiración... es el Puente de los Suspiros (foto © Tony Dunnell)
Barranco es hoy en día un lugar de moda, con sus bares, cafés y restaurantes. Y el Puente de los Suspiros, junto con la ermita, el parque y la Bajada de los Baños, ha sido restaurado en los últimos años para adecuarlo a los estándares modernos.
Además del propio puente, no hay que perder de vista la estatua de Chabuca Granda, que se alza con los brazos abiertos en el pintoresco parque situado al norte del puente. Ah, y también había una araña gigante en el parque, lo que fue un bonito añadido aleatorio. No sé si es permanente, pero debería serlo.
Una última cosa sobre el Puente de los Suspiros: La leyenda dice que quienes lo contemplan por primera vez tienen derecho a un único deseo si consiguen cruzar sus 30 metros de luz sin respirar...