El panorama general: Peruanos decididos tras el terremoto de Bagua
Los viajeros atrapados tras los escombros del terremoto de Bagua tenían dos opciones: volver a la costa norte o cruzar a pie el retorcido paisaje.
El terremoto de magnitud 6,4 de mayo de 2010 había arrasado grandes tramos de la carretera Fernando Belaunde Terry entre Bagua y Pedro Ruiz. Al principio, los militares habían restringido el acceso a toda la zona. Una multitud cada vez mayor de pasajeros varados esperaba en la barricada, deseosos de iniciar la dura caminata a través del terreno fracturado.
Estos decididos peruanos esperaron pacientemente, sentados sobre grandes cajas y bolsas abultadas, equipaje que tendrían que transportar, por lo que sabían, durante más de cinco horas hasta la ciudad de Pedro Ruiz. Al cabo de unas horas, los militares levantaron el bloqueo. Sin apenas vacilar, la masa reunida de hombres, mujeres y niños levantó sus pertenencias y se puso en marcha por la carretera agrietada y en fuerte subida.
La parte central no era más que tierra y rocas, las secuelas esparcidas de un corrimiento de tierras. La gente se ayudaba a subir las inestables pendientes, algunos a gatas. Cansados y llenos de barro, los pasajeros se esforzaban por seguir adelante, con las bolsas y las cajas presionando sobre los hombros.
Era un espectáculo impresionante, como una corriente de refugiados huyendo de una zona de guerra. Pero aún había sonrisas en los rostros cansados. Y estos peruanos estaban en marcha.
¿Volver a la costa? Ellos no, se iban a casa, y eso era lo único que realmente importaba.
Fotos © Tony Dunnell